viernes, 26 de marzo de 2010

Get Back

Me fui un tiempo a Mendoza y otro a Uruguay, dos cosas que tenía ganas de hacer, que cancelé, pero que finalmente por cuestiones de la vida, hice de todos modos. Les dejo algunas cosas que escribí en borrador... espero que les guste. La próxima vez que actualice, calculo que habrá novedades del libro. Saludos y gracias como siempre...

Intimidado

Pasa algo extraño en las montañas. Te miran fijo a los ojos. Y te intimidan un poco.
Hacia donde uno vaya encuentra montañas, mirándolo, intimidándolo, quieren decir algo, pero yo que soy nuevo acá, no entiendo bien que me quieren decir. Se ganan mi respeto, tienen cientos de años allí y yo sólo 23 en Tierra, sería estúpido y soberbio no darles la razón. Decido dejarlas hablar, que se diviertan, que me conozcan. A la noche me perturban un poco porque no las veo bien - casi ni las veo – y no sé que estarán diciendo, que estarán cuchicheando, porque ellas si me pueden ver, pueden ver en la oscuridad y pueden ver sobre sus grandes alturas.

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Ya me acostumbré a esta sensación. Ya no me duele la cabeza, ya... no sé, la gente me cae bien, me invitan a un asado, me convidan vino, es como que soy amigo de todos – inclusive de las montañas – que me inspiran para componer un tema, con una guitarra electroacústica en un plaza tan limpia que no parece de este país. La gente es tan buena onda que es imposible pensar en ponerme triste, ni siquiera melancólico, con lo que me cuesta evitarlo.

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Mientras escucho a una banda ensayar, leo una revista más que interesante, que teóricamente sacó su especial por los 10 AÑOS. Uf... además de querer meterme a trabajar en esa revista, me pregunto quienes serán todos los que aparecen en esas notas y me los anoto en un apunte para bajarme algo de ellos cuándo llegue a Buenos Aires, o mejor aún, comprarme algunos discos en la disquería que vi hoy en el centro cuando volví caminando de comprar mi pasaje de micro. No me acuerdo por qué me puse a filosofar en la caminata sobre la vida y la muerte, pero rápidamente esa “filosafada barata con zapatos de goma” desapareció cuándo me di cuenta que caminé 15 cuadras y no escuché ni un bocinazo ni una puteada. Me parece que este es un gran lugar para venir a vivir por el resto de mi vida. Ah... ahí está otra vez... la vida y la muerte... ¿por qué siempre termino en lo mismo?

(Me di cuenta que todo lo que escribí en Mendoza, quedó como “Diario de cómo abandonar la Tierra” por Roberto Pettinato, sección de la Revista La Mano. Lo que no sé, es cuan bueno será eso...)

La sin semáforos

Definitivamente soy un bicho de ciudad. Todavía no puedo entender como hay una ciudad en el mundo SIN SEMÁFOROS. Lo más raro no es eso. Resulta que si un auto llega a la esquina y ve a alguien esperando cruzar, detiene el vehículo y le hace seña para que cruce a la persona que está esperando. Mmm... ¿estos tipos no se matan? La paciencia ¿no les llega a un límite? Lo mejor de todo, es que esta gente tiene corrida el horario nocturno, es decir, lo que yo hago a las 23hs. ellos lo hacen a las 2 de la mañana, tirarse a tomar una birra con amigos por ejemplo, lo que da como resultado, que se saltean la etapa pedorra de la noche, esa que yo por suerte mira de lejos, la de ir a bailar a un lugar de mierda, lleno de pastillas y gente idiota. Que bueno, con razón esta gente del otro lado del charco es bohemia en el sentido literal de la palabra. Y a buen entendedor, pocas palabras...